En el Valle del Mezquital ha comenzado la temporada de cosecha de calabazas, tanto en su variedad larga como redonda. Estas verduras, que alcanzan un precio al por mayor de 300 pesos por caja, tienen un peso promedio de treinta a treinta y cinco kilos. Son cultivadas en campos a cielo abierto y se han adaptado a las condiciones climáticas de la región semidesértica, proporcionando a los campesinos una fuente de ingresos para sus familias.

En los campos agrícolas se cultivan dos variedades de calabazas. La variedad redonda es más demandada por su sabor y textura, mientras que la variedad larga, con forma de bota, también se vende en cajas a mayoristas que las ofrecen al público en general. Estas calabazas se clasifican en dos categorías: primera calidad, que son calabazas de dos días de edad y de tamaño mediano o pequeño, y segunda calidad, que son calabazas de más de tres días de edad y de mayor tamaño.

Según los campesinos, el intenso calor en el Valle del Mezquital, con temperaturas superiores a los treinta grados centígrados, hace que las plantas de calabaza produzcan más. Por lo tanto, es necesario cosecharlas cada tercer día para evitar un crecimiento excesivo. Además de los frutos, estas plantas también producen flores comestibles, que se consumen en quesadillas recién hechas.

Los campesinos de la comunidad de Santa Ana expresaron su preocupación por la escasez de agua, ya que el canalero les ha informado que solo recibirán dos riegos adicionales, lo que podría afectar la producción de calabazas.